Parada en boxes

Llevaba más vueltas de las que podía contar y lo cierto es que la mecánica se resentía. En el cuadro de indicadores las agujas marcaban mínimos desde hacía un rato, las ruedas no se agarraban bien al asfalto y necesitaba que le retirasen otra capa adhesiva del visor del casco.

Siguió en el recorrido hasta que apareció esa flecha luminosa que apuntaba hacia el noroeste. Deceleró suavemente y giró el volante para desviarse hacia los talleres donde le esperaban. Frenó de golpe dentro del rectángulo pintado y notó la subida del chasis, los cambios de ruedas e incluso, o quizá fuese imaginación, le parecía escuchar el suave sonido del depósito al llenarse de gasolina. Por último, unas manos conocidas le retiraron la película sucia del visor y le acariciaron suavemente el cuello. Un coscorrón cariñoso en la parte superior del casco y el contacto del coche con el suelo.


Ya solo queda salir acelerando bruscamente a seguir con el recorrido restante. Pero antes de marchar, un guiño de "hasta luego"

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Porque hay cosas que no cambian Ni falta que hace.

Pequeños placeres

El pitido inaguantable del despertador le hizo levantarse con un salto de rabia. Paró el irritable sonido mientras metía la cabeza en el lavabo lleno de agua… ¿o fue antes? ¿o después?

Notaba como el agua fría parecía llevarse parte del cansancio que acumulaba. Se alzó con los ojos cerrados frente al espejo, sintiendo como las gotas acumulaban el cansancio en su frente y caían por el peso resbalando poco a poco por sus mejillas y nariz, y por último barbilla. Era ahí abajo donde perdían toda la placidez y se precipitaban de golpe de vuelta al lavabo. La suave brisa que se colaba por la ventana le acariciaba la cara dándole una agradable sensación de frío y secando su piel. Ya notaba casi toda la cara seca, salvo la piel bajo el pelo, algún recoveco bajo la nariz y en el mentón.

Unos golpes en la puerta del baño lo trajeron de nuevo al mundo. Abrió la puerta y se encontró con una fingida y forzada expresión de disgusto por la espera.  Él adoptó una expresión entre fastidio y resignación.

-Siempre molestando- dijo mientras salía, divertido.