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Hace poco tiempo que decidimos dejar las cosas en suspensión. Me parecen años. Se me hecho eterno.No tengo ni idea de qué hacer, pese a que haciendo memoria sé que antes de conocerte era capaz de vivir y ser feliz. Supongo que te echo de menos, pero a veces las cosas no salen como uno se espera. Me gustaría que aparecieses de nuevo en mi puerta. Que llamases al timbre y me esperases con la mano invitando a seguirte de nuevo. Y cuando llegue ese momento cogeré tu mano y saldré por la puerta sin mirar atrás. Si no tengo nada mejor que hacer, claro.



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Ejercicio: Marque la frase que, en su opinión, sobra en el escrito de arriba.

Hace poco tiempo que decidimos dejar las cosas en suspensión. Me parecen años. Se me hecho eterno

Exacto, esa frase sobra. Es redundante.

Un motivo como cualquier otro

No se encontraba bien después de todo lo pasado. Era normal, a todos nos pasaría algo parecido. Se levantó con cuidado pese a que dudaba que fuese capaz de mantenerse en pie. Un paso y luego otro a medida que su cuerpo cogía la inercia de la cuesta abajo. Pronto se tuvo que limitar a subir y bajar las piernas, a medida que cogía velocidad sin pararse a pensar en cómo se las arreglaría para frenar. 

Fuese como fuese, la cuestión era que le era imposible frenar en su estado. Frenar de una manera controlada, claro. La inclinación no puede ser eterna - se dijo. El ruido del aire hacía que no pudiese escuchar nada mientras continuaba, incansable, recorriendo decenas de metros en pocos segundos. El asfalto tenía un aspecto uniforme a tal velocidad. Con su superficie como pulida, daba la sensación de que bastaba inclinarse sobre él para deslizarse eternamente.

Pero ciertamente estaba confundido. En primer lugar, tras el prolongado estado de inactividad su cuerpo comenzaba a mostrar signos de fatiga. Y por otra parte, bastaría tropezar y caer para que su cuerpo quedase tan desollado como el del conejo estofado que comió días antes.

No se veía con fuerzas para continuar, pero continuó avanzando durante unos minutos haciendo alarde de tozudez. No notaba las piernas, había dejado atrás el dolor que le laceraba cada vez que posaba el pie en el suelo. Dejó de notar su cuerpo hasta que tan sólo era consciente del entorno gracias a sus ojos, y poco tardó en observar como el asfalto se iba acercando cada vez más a su cara...

Despertó sudando, y a oscuras consiguió dar la luz de su mesilla. Bebió un vaso de agua en la cocina y volvió de nuevo a la cama. Pero antes, tiró sus zapatillas deportivas a la basura.