Pereza

El aire agitaba las hojas del viejo olmo, haciendo que las ramas se balanceasen suavemente delante de mis ojos. Las seguía con la mirada mientras permanecía tumbado boca arriba. Izquierda, derecha, izquierda, permanece quieta al cesar el viento, izquierda de nuevo... Empecé a sentir que estaba malgastando el tiempo, como siempre me pasaba cuando me aburría. Sí, creo que lo estoy malgastando. Pero mi cabeza seguía pendiente de las ramas del olmo.

Al rato el aburrimiento volvió a atacar. Debería hacer algo. Levantarme a aprovechar el tiempo... Y tenía muchas cosas que hacer. Hice memoria y empecé a enumerarlas, y al terminar me dí cuenta de que la rama continuaba bailando al son del viento.


A los cinco minutos el movimiento fue disminuyendo hasta que cesó por completo. Esperé un rato, pero el viento no volvió a soplar. Hay que joderse, parece que lo hacen a propósito
Me levanté y me puse manos a la obra.

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