Cambios repentinos

Con la luz de la estancia, cuesta un poco ver a los diminutos peces dentro de la pecera. Pese a sus llamativos colores se distinguen malamente del fondo que muestra en un papel plastificado un escenario marino. Pero si te acercas lo suficiente, los ves nadar tranquilos por todo el volumen de agua que contiene la pecera. Unos prefieren rozar las piedrecitas del suelo con las aletas, otros se dedican a nadar entre los adornos del fondo o el alga de plástico mientras la mayoría flota a media altura a escasa velocidad abriendo la boca con esa expresión boba cada pocos segundos.

Click

En cuanto se enciende la luz de la pecera todos los peces se apresuran hacia la superficie. Dejan lo que estuviesen haciendo pocos segundos antes para preocuparse de algo más acuciante y bastante más primario como es la alimentación.
Se arraciman en la superficie bajo la esquina desde la que siempre cae la comida por arte de magia empujándose entre ellos. Ahora, con la luz que proyecta el fluorescente es posible distinguir las centenas de tonalidades que reflejan sus escamas y cola. La mayoría de los copos son devorados en cuanto caen al agua antes incluso de llegar a empaparse.

Clack

Cuando se apaga la luz parece que el tiempo se vuelve más lento. Poco a poco cada pez deja la superficie del agua para volver a su estado anterior. Al fondo, cerca del adorno del barco naufragado o simplemente boqueando a media altura.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No se por qué pero me suena.
Te contaré mis teorías.Al final va ser verdad que todo lo que escribes es por algo.
Ultimamente estoy de un detective... xD

Jarrek dijo...

Intrigado me dejas.
Como se nota que estás de vacaciones jodía :)

Anónimo dijo...

A ver a ver, que yo me entere ¿eh?
Y yo tan tranquila en mi casa, con lo que me gusta a mi el marujeo...