Pequeños placeres

El pitido inaguantable del despertador le hizo levantarse con un salto de rabia. Paró el irritable sonido mientras metía la cabeza en el lavabo lleno de agua… ¿o fue antes? ¿o después?

Notaba como el agua fría parecía llevarse parte del cansancio que acumulaba. Se alzó con los ojos cerrados frente al espejo, sintiendo como las gotas acumulaban el cansancio en su frente y caían por el peso resbalando poco a poco por sus mejillas y nariz, y por último barbilla. Era ahí abajo donde perdían toda la placidez y se precipitaban de golpe de vuelta al lavabo. La suave brisa que se colaba por la ventana le acariciaba la cara dándole una agradable sensación de frío y secando su piel. Ya notaba casi toda la cara seca, salvo la piel bajo el pelo, algún recoveco bajo la nariz y en el mentón.

Unos golpes en la puerta del baño lo trajeron de nuevo al mundo. Abrió la puerta y se encontró con una fingida y forzada expresión de disgusto por la espera.  Él adoptó una expresión entre fastidio y resignación.

-Siempre molestando- dijo mientras salía, divertido.

4 comentarios:

ana dijo...

Tienes tiempo para pequeños viajes pero no para irte al otro lado del mundo. Lo veo injusto
Todavía hay hueeecooo

Te meto publicidad subliminal

nerea dijo...

No intentes comparar tus "viajes a pie" con el megaviaje hiperchulo...

Jarrek dijo...

Cuando no se puede no se puede. Y mira que me jode, pero es lo que hay.
Ya lo hemos hablado.Dejadlo para otro año, o repetid. Entonces vamos tres como mínimo.

luis dijo...

"Lo que te pasa es que no te quieren en tu casa. Por eso andas de acá para allá" - no es exacto pero seguro que te suena