Ritmo

Me detuve a mirar el reloj colgado de la pared. Las agujas giraban con pereza por su superficie blanca, parecía que les costaba saltar desde cada una de las pequeñas marcas negras a la siguiente. ¿Aburrimiento? No, si no paro de hacer cosas. Además para mañana tengo que... Era cierto, llevaba unos días de "extrema actividad" para mi gusto.


Cogí las llaves y me dispuse a dar una vuelta para despejarme un poco. En la salida del portal me paré sorprendido al ver lo que pasaba fuera. Llovía, pero aquello no era normal. Las gotas caían suavemente desde el cielo, lentamente. Con poco esfuerzo podía ver el reflejo de la luz en cada una de ellas, y pasar la mano por debajo y entre ellas esquivándolas si llegar a mojarme. Era como si el tiempo fuese más despacio. O quizá yo fuese demasiado deprisa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, pues cuando pares un poco avisa.¡Que no se te ve el pelo!

Relájate niño, ya pasará todo

Anónimo dijo...

Vuuueeeelve!

¿Ya no escribes o que?