Una visita al doctor


- Buenos días, doctor.

- Bueno días. A ver, cuénteme que le pasa.

- Pues mire... - se apoya alternativamente en un pie y en el otro, balanceándose ligeramente - No se como explicarle. Por las mañanas me cuesta levantarme una barbaridad. No me despierto con sueño, oiga, pero no se por que no tengo ganas de levantarme.

- Usted tranquilo, no es el primero que viene con esos síntomas. Y precisamente en estas fechas tenemos un medicamento nuevo en el mercado. Es un concentrado de sueños y deseos, muy útil para su caso en particular. Tómese una al día, antes de la cena. Si no nota mejoría...

- Espere, espere.¿Concentrado de sueños?Hay que ver la ciencia lo que avanza...

- Y que lo diga. El proceso es sencillo. Se busca un país subdesarrollado y se lleva un equipo con una máquina atrapasueños. Eso ya se lo explicaré otro día - añade al observar la cara de incomprensión del paciente - El caso es que en aquellos países la gente tiene sueños de sobra y las multinacionales se dieron cuenta de que no los necesitan. Total, no dejamos que los cumplan, ¿y para que quieres un sueño que no se puede cumplir? Sin embargo, en nuestro país andamos escasos de sueños. Parece que andamos demasiado ocupados para perder el tiempo soñando y si surge alguno se encuentra rápidamente la solución. De todas formas no se inquiete, cuando se le vayan acabando vuelva a que le recete más.

- ¿Y ya está?¿No tendrá efectos secundarios?Mira que me siento como una cobaya...

- ¡Quite, quite! Solamente no es recomendable para niños porque no lo necesitan y podría dar lugar a una sobredosis. Aunque parece que están surgiendo cada vez mas casos de menores de edad que necesitan medicación...

- Bueno, pues ya le contaré que tal me va el tratamiento. Hasta otra.

- Adiós, y cuídese.

2 comentarios:

Gabriel Antón dijo...

Genial, a ver si se va a acabar haciendo una cabaña en el jardín

Jarrek dijo...

¿¿??

Por cierto me ha gustado tu blog.Me pasaré por allí a menudo