Éxtasis

La lluvia continuaba cayendo cuando el taxi paró frente a la cafetería. Abrió la puerta desde el interior y al instante recorrió con pasos decididos la acera hasta el local. Caminaba segura de sí misma, casi corriendo pese a llevar tacones, para evitar mojarse más de lo necesario. Una vez dentro, se sentó en una mesa mientras pedía un café. Mientras esperaba a que llegase, sacó de un bolsillo de su abrigo un mechero y metió la mano en el bolso.
Él la conocía de poco más de dos días. Siempre a su lado, esperando, se decía que aquella vez tendría su ansiada oportunidad. Cuando abrió el bolso, como de costumbre, sólo se pudo fijar en aquellos labios con los que había soñado durante toda su vida. No se pudo fijar en nada mas, quizá no le importase nada mas. Sabía que disfrutaría de ese momento, el mejor de su vida, durante poco tiempo. Y que después, poco después, todo acabaría para él. Pero solo quería sentir el contacto de esos labios colo rubí que parecían sonreír cada vez que le miraba.


La espera tuvo su recompensa. De repente, tuvo conciencia de sus ojos mientras se acercaba hacia él (¿o era al contrario?) Su cabeza se negaba a responder. Sintió el contacto de sus labios, de aquellos brillantes labios que hasta ahora sólo había podido imaginar. Una suave y húmeda calidez le embargó al instante, y apenas sintió el agudo dolor que crecía poco a poco. Con un torbellino de sensaciones, gozó los mejores instantes de su vida.
El camarero dejó el café en la mesa. Ella, que lo había estado esperando con impaciencia, apagó la reducida colilla aplastandola contra el cenicero.

Foto de Myki

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta.

Nada mas que decir :-)

Jarrek dijo...

Jajajaja
Me alegro, me alegro.

Y otro día mas ;-)

Anónimo dijo...

Me recuerda al cuento aquel de las ranas en el pozo.

¿Por que no escribes de los de los campamentos? El de la cabra, la piedra que quería moverse...

Jarrek dijo...

Pues ahora que lo dices, sí. Es distinto, pero algunas partes de la historia si que recuerdan a la rana

Las historias del campamento cambiaban un poco cada vez que las contaba, aunque la trama era la misma. Y justo eso era lo que mas me gusta. El hecho de que parecía que estaban "vivas", que eran un poco distintas cada vez que las contaba.
Por eso no se me ocurre escribirlas