El espejo

-Sucede a menudo. Me levanto por la mañana y el espejo está allí, esperando. La verdad es que siempre empieza igual. Justo cuando miro a los ojos de mi imagen reflejada. Es en el instante en que los cuatro iris marrones se alinean cuando lo que veo deja de tener importancia frente a lo que siento. A partir de este punto el resultado varía. Unas veces me veo capaz de cualquier cosa (aún sabiendo que tropezaré en breve), mientras que en otras siento como si el cuerpo me pesase demasiado, como un completo inútil o con ganas de volver a la cama y esconder la cabeza hasta el día siguiente.


- Según lo que cuentas parece como poco incómodo. Pero me temo que no se que decirte...¿no has pensado en librarte del espejo?

- No, por Dios. Jamás se me ocurriría

- Ah bueno, quizá te hayas acostumbrado a él después de tanto tiempo...

- No, no. En cuanto me acostumbrase pensaría en librarme de él

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Algunos deberían mirarse al espejo más a menudo...

FELIZ 2009!!!

Anónimo dijo...

Así me gusta, que vuelvas a tus orígenes. Me encantan tus historias raras.
No nos queda nada para volver a lo mismo de siempre.
¡Más fantasía, que vuelve la rutina!

Jarrek dijo...

Eu: Sí, a mi no me sienta mal mirarme. Siempre lo he aconsejado vamos :D

alicia: Me alegro de que te guste. Pero puedo hacerlo mejor, éste tenía algo de sentido... :-P